Los hogares Santa Ana se quedan sin menores a los que acoger.

Los hogares Santa Ana se quedan sin menores a los que acoger.

Atravesar en estos días la puerta de madera de los hogares Santa Ana de Dos Hermanas es entrar en una casa casi vacía y en completo silencio. En el pasillo de entrada, unas fotografías colgadas sobre las paredes reflejan lo que este lugar había sido hasta hace poco; una casa repleta de niños y de vida. Los hogares Santa Ana llevaban más de 25 años como centro concertado de acogida de menores, gestionado por la congregación de las Hermanas Dominicas del Santísimo Sacramento, hasta que el pasado mes de octubre cesaron en su actividad.

Tras salir a licitación la gestión del acogimiento residencial de menores tutelados por la Junta de Andalucía en Sevilla, la concesión de la misma ha pasado ahora a otra entidad. La Fundación SAMU, que cuenta con unas instalaciones en Montequinto, ha sido una de las adjudicatarias del concurso a cuyo centro han sido ya trasladados los doce niños que, hasta hace poco, vivían en la casa de acogida de la congregación dominica, ubicada en pleno centro de Dos Hermanas.

En el seno de los hogares Santa Ana, su directora, Sor Esther, lamentaba que no se hubieran tenido en cuenta factores como el vínculo afectivo y el arraigo de estos niños al que era su hogar, ya que la mayoría llevaba residiendo en estos hogares entre ocho y diez años. Así lo explica esta religiosa, en el interior de una casa en la que ahora reina el silencio más absoluto, sólo interrumpido por el sonido de fondo de una hormigonera por las obras de mejora que se están llevando a cabo en la capilla de Santa Ana, que linda con los hogares.

Preguntados por este asunto de la licitación, fuentes de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales aseguraron a este periódico que la no adjudicación del servicio a los hogares Santa Ana no fue por motivos económicos sino más bien por problemas de tipo administrativo, a la hora de presentar la documentación. «Ha sido muy duro ver cómo los chavales tenían que irse pero no podíamos hacer nada. Se hace extraño ver esto vacío», reconocía visiblemente afectada Sor Esther, la religiosa que lleva al frente de estos hogares desde hace una década.

Hasta finales del mes de octubre, en esta casa de acogida –conformada por dos hogares en su interior- vivían una docena de niños entre 7 y 17 años, siendo la mayoría de ellos ya adolescentes. Con ellos había una plantilla integrada por nueve personas, entre educadores, psicólogos, trabajadores sociales, una cocinera y las dos religiosas que vivían con los menores en la casa.

Este centro de acogida nazareno abrió sus puertas en torno a 1990 y desde entonces siempre había estado lleno de niños. Al principio, de hecho, los hogares llegaron a acoger hasta 24 menores, aunque debido a la necesidad de adaptarse a la legislación vigente se redujo el número a la mitad. En total, por los hogares han pasado en todo este tiempo alrededor de un centenar de menores, algunos de los cuales continúan manteniendo, a día de hoy, el contacto con el centro y con quienes han sido su familia durante su infancia. Su estancia en estos hogares se refleja, de hecho, en los salones, habitaciones y galerías de esta casa, en la que aún se mantienen las fotografías de antaño de los viajes de verano a la playa, las fiestas o las celebraciones por la Primera Comunión.

Comedor social

Sin moradores que llenen de vida los hogares Santa Ana, su directora se dedica en estos días a «tramitar papeles» para dar por concluida una etapa. «Visto lo que ha ocurrido, no creo que volver a solicitar la concesión de centro de acogida de menores sea lo más conveniente, aunque quiero luchar por esto». Se refiere, de esta forma, la religiosa a la idea que le ronda la cabeza desde hace unas semanas, la de poner en marcha en estas instalaciones un comedor social y darle así uso a esta casa.

Por lo pronto, cuenta con la predisposición de Cáritas parroquial y las hermandades, aunque necesitarían el apoyo del Ayuntamiento de Dos Hermanas para poder ponerlo en marcha y cubrir, así, los puestos de, al menos, un par de trabajadores en las labores de cocina. Entre las ideas que se barajan, se calcula que podrían atender a unas cincuenta personas en el propio centro o llevar las comidas a personas mayores que vivan solos.

Noticia original de  ABC DOS HERMANAS

Galería de acceso a los hogares - L.M.
Galería de acceso a los hogares – L.M.

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